viernes, 24 de diciembre de 2010

Ha sido navidad y el cielo se puso gris como antes

Ha sido navidad y el cielo se puso gris como antes. La pólvora flotó intensa en el aire y los fuegos artificiales de quince soles arañaron las nubes. Salieron de todas direcciones, de más direcciones que varias navidades anteriores, como mandándole un mensaje al cielo, como soltándole un conchatumadre a la muerte, el monstruo de la ciudad ha levantado el millón de caras y ha respirado hondo. Yo le he soltado un conchatumadre a la muerte. He pegado la frente con la de mi viejo quizá por la última navidad, le he besado el cachete, le he dicho "feliz navidad, viejito", a secas, sin mariconadas, sin nada que lamentar. He llorado en mi cuarto y he visto el cielo. Se puso gris, como antes, como cuando solíamos celebrar sin que el tiempo nos obligue.





Saludos!


Lando.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Asterión

Me siento en un cuarto milenario
y me parto la cabeza contra el pecho.

Me gusta pensar que tienes la luz
desde hace mucho, hace muchísimo
hace más de 14 segundos.

Te he regalado una flor la próxima semana
como 14 veces
hace más de 14 segundos.

Quisiera no ser tan idiota
pero apesto a esperanza estos días,
Como el toro que se salva
de la estocada
del toro.

Un toro. Sí, soy un toro
Y perdonarás lo abrupto y absurdo,
pero hace más de 14 segundos
que pueden ser infinitos
estoy intentando salir de acá.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Días raros.

lárgate, carajo!


No es tiempo. No ahora

sábado, 14 de agosto de 2010

Sueño despierto #1 (y quizás único)

Caigo vertiginosamente a través de un túnel vertical. Es naranja y es verde y por ratos blanco. Araño las paredes tratando de avanzar por ratos y detenerme por otros. Giro en mi lugar mientras sigo cayendo. Criaturas salen de agujeros, me dicen cosas y vuelven a meterse. No entiendo lo que sucede hasta que el túnel termina y me encuentro suspendido en el aire en medio de un espacio ilimitado.

Miro hacia arriba y el túnel desaparece, me encuentro flotando en la nada absoluta. Quisiera no caer tan duro, pero la verdad no me importa mucho. No veo el suelo, sin embargo sé que está por ahí.

De pronto empiezo a encogerme, al inicio no lo percibo porque no hay cómo darme cuenta, dado que no hay con qué comparar mi tamaño, pero luego me siento pequeño, y luego más. Entiendo que ahora estoy empezando a formar parte de la nada. Lo acepto.

Cierro los ojos y me dejo encoger.

Aparece un petirrojo.

"Pensé que sólo te soñaba" le digo. El petirrojo sonríe con los ojos y me toma de las manos.

Tengo alas.

(eres lo mejor que me ha podido pasar hasta ahora)
(sólo soy una mensajera)



- Oye, por qué te callabas tanto cuando la mirabas?
- No sé, creo que estaba en otra.




Saludos!



Lando

sábado, 17 de julio de 2010

Tantas cosas

La muerte, la esperanza, el sueño, la fuerza, el miedo, el tropiezo, yo.

Son tantas cosas que debería ser.

Y sin embargo prefiero sólo estar.

aquí.

contigo.




Saludos!



Lando

martes, 13 de julio de 2010

Sueño # 3

Estoy sentado en una silla en medio de un cuarto blanco, amodorrado y mirando el suelo. Como en trance, como mirando insectos. El cuarto me habla. Me dice enérgicamente que despierte, que es hora de levantarme. Me estremezco, siento algo parecido a una tormenta en mi pecho. Me levanto.

Le pregunto a la habitación qué quiere. Me dice que debo preguntar qué pasa. Pregunto.

Hay un silencio. Me dice que debo convertirme en el rey de los tejones. Acepto porque sé que no puede ser de otra forma. Asumo que debo achicar mi columna vertebral, así que me siento, tomo los bordes de la silla y jalo con fuerza, presionando mi cuerpo contra ella. Me duele. Siento cómo se van rompiendo mis vértebras. Duele. Me sale pelo. Soy pequeño. Soy un tejón. Trato de caminar pero me cuesta coordinar mis patas. El cuerpo me duele.

El cuarto me dice que no me preocupe, que los tejones me oirán, que me llamarán rey. Empieza a derretirse, veo cómo el techo se acerca a mí. Termina siendo un charco a mi alrededor, pero no me moja.

Estoy en medio de un desierto.

El cuarto me cubre por completo y entra por mi boca. Me tomo todo el cuarto.

Alcanzo el tamaño de un humano. El cuerpo ya no me duele. Volteo y hay un ejército gigante de tejones a mis espaldas. Me acerco a ellos despacio, fingiendo, no quiero que noten que soy humano y que no puedo caminar como tejón. Un tejón pequeño y gordo se abre paso y hace una venia, me saluda como gran rey de los tejones y me dice que todos están listos para la batalla.

Pregunto quién es el enemigo. Me miran extrañados y señalan el horizonte.

Un ejército infinito de reptiles se acerca a lo lejos. Me dicen que es preciso mandar la orden de ataque de una vez, si no los reptiles ganarán territorio. Dudo un poco, no quiero caminar porque notarán que soy humano. Antes de atreverme a andar, un petirrojo vuela hacia mí. Se para en mi hombro izquierdo y me susurra que es el mensajero de las aves y viene a decirme que están de nuestro lado. Le agradezco y le sonrío. Conozco desde siempre al petirrojo, le quiero decir más cosas, pero se va.

Miro atrás, miro al frente, y empiezo a andar. Me tropiezo.

Hay una conmoción entre todos los tejones que me vieron. Notaron que soy humano, es más, ya saben mi nombre. Pero no dicen nada, es tarde para quejarse, prefieren que nadie más lo sepa, para disimular me cargan en hombros y corren. Yo levanto mi brazo, señalo la horda de reptiles y doy el mejor grito de guerra que me sale de la garganta. Me responden mil voces. Sigo con el brazo estirado, señalando, mi brazo tiembla, porque todo mi cuerpo se sacude, porque me llevan cargando mientras corren.

Miro la horda de reptiles acercarse, doy otro grito de guerra, esta vez escucho infinitas voces detrás mío.


Despierto.



-Volví a soñar con ella.
-¿Era un petirrojo?
-Sí, y yo era un tejón.
-Deberías escribir cuentos para niños.
-¿Ella los leería?



Saludos!



Lando

lunes, 5 de julio de 2010

La canción del petirrojo o Cosas que deberías saber.

Eres como esperar el último disco de Foo Fighters.
Eres la que me habla mientras caigo en los sueños.
Te he preparado sorpresas que nunca recibirás.
He esperado para ver si me hablas.
Te he visto caminar.

Tienes el aire de la risa.

Eres como cuando me empezaron a gustar los tallarines.
Eres la mayoría de mis dibujos.
Te he regalado cosas que nunca verás.
He caído en la tentación.
Te he comprado un chocolate.

Tienes lo mucho que callo.



Una vez soñé que morías.
Una vez me comí una polilla.
Te besaría su pudiera.

Una vez desperté sudando.
Una vez pateé un perro.
Una vez soñé despierto contigo y me dormí y luego soñé dormido contigo y luego desperté e imaginé que no había despertado.


Puedo ser bastante torpe.

Suelen malinterpretarme.

Estoy bastante seguro de que entenderías mis detalles.



Ésto no es una declaración.

A veces necesito sacarme cosas del pecho. Como ahora. Aunque pretendía hablar de petirrojos nada más.



Saludos!


Lando

miércoles, 30 de junio de 2010

Sueño #2

Camino por un desierto. No me siento perdido hasta que dejo de ver palmeras. Entonces entro en desesperación y corro. Me tropiezo con una caja dorada. Vuelo varios metros hacia adelante. Caigo con fuerza. Me rompo los brazos.

Procuro levantarme con cuidado y voy hacia ella. La levanto con dificultad. Mis brazos se curan y adquieren un brillo particular, no sólo brillan, ahora poseen cierta transparencia también. Una voz que puede venir del cielo o de dentro de mi cabeza me dice: "Tu corazón por tu padre". Entiendo de qué se trata todo, como suele suceder en los sueños, y abro la caja. De ella sale una escalera de caracol guinda enorme. No deja de salir. Me quedo sentado viéndola. Llega hasta el cielo. Una luz baja del cielo como una navaja. Me corta el pecho, mi corazón se eleva gravitando sobre la escalera de caracol hasta el final de la misma. Baja del cielo un reloj de arena y entra en lugar de mi corazón, mi pecho no se cierra, puedo ver el reloj sobresaliendo en él.

El juego consiste en llegar a mi corazón antes de que se agote el tiempo en el reloj de arena, sólo así mi viejo se salvará.

Sin pestañear me paro y empiezo a correr. Subo las escaleras. Corro con todo lo que tengo, corro tan rápido que mi cuerpo se inclina hacia adelante y araño los escalones para avanzar más rápido, mis dedos sangran. Todas las aves que vuelan por ahí pierden sus alas y se dirigen hacia el final de la escalera como si una gran fuerza magnética atrajera pequeñas plumas de aluminio. Al llegar a la cima, bajan por la escalera de caracol a toda velocidad, sin tocar ningún escalón, como pequeños trenes eléctricos negros y plateados.

Los esquivo lo mejor que puedo, pero sin sus alas son como proyectiles y me cortan. Corro. Miro el reloj de arena compulsivamente. Me desespero. Calculo el tiempo y me doy cuenta de que no voy a llegar. Jadeo y gimo con desesperación.

Llego a tiempo

Salto desde el último escalón y cojo mi corazón, éste se deshace como si hubiese sido una bolsa hecha de servilletas contendiendo mucha sangre. La sangre se expande en la humedad de las nubes y las tiñe de rojo. El reloj se fusiona con mi pecho. La escalera empieza a guardarse en la caja. Caigo. Caigo mucho.

Mientras caigo miro el cielo. Veo aparecer la cabeza de mi viejo, tiene un antifaz y sus ojos brillan. Es gigante. Se ha convertido en un dios o algo similar. Le han salido alas de cóndor, mira asustado hacia todos lados, dándose cuenta de que ya no es humano. Vomita.

Veo el chorro enorme e interminable de sustancias multicolores caer sobre el mar. Salen criaturas de él.

Lo llamo con todas mis fuerzas pero no puede oírme. Me golpeo el pecho con furia. Estoy frustrado, golpeo mi pecho hasta empezar a abollarlo. No me duele. Después de unos cuantos golpes más suena un ruido de cristal roto. Entiendo que ha sido el reloj de arena, y entiendo que ahora estoy en peligro.

Trato de ver a mi viejo por última vez. Milagrosamente el sonido llamó su atención. Me mira. Me sonríe.


- Cómo te fue?
- Pasé todo, viejo, tranquilo.
- Felicidades.
- Descansa, te voy a dibujar durmiendo.
- No me jodas.



Saludos!



Lando

jueves, 24 de junio de 2010

Lo poco que conozco sobre mujeres

- Todo lo que conozco sobre mujeres me lo callo, no por lo poco que sé, sino por lo poco que hago.
- (risa) Eso es tan estúpido..
- Pero cierto.
- No lo es.
- Ah no?


Compraba una hamburguesa en la universidad el otro día. Había una chica de primer año esperando a ser atendida. Todos teníamos el ticket en la mano, sin embargo, ella había llegado primero. Tenía más vergüenza que brazos, así que no se atrevía a hacerse camino para hacer su pedido.

Extiende su brazo y no alcanza al encargado, el encargado la ignora. Poco a poco va llegando más gente, se forma un tumulto y la dejan de lado dando tumbos. El tipo empieza a recibir los tickets. Recibe el de ella al final y empieza a atender

Miré todo de la forma más pasiva que pude, porque, la verdad, la vergüenza de la chica me avergonzó a mí también. Me quedé un rato para ver qué era lo que había venido a pedir, o para ver su cara de alivio al ser atendida, o porque no tenía nada mejor que hacer.

Una naranja, una cola de 10 minutos por una naranja. La recibió feliz, la guardó en su bolso y se fue mientras sacaba su taper de comida probablemente para calentarla de nuevo.

Todo habría salido como sale todo usualmente, me habría salido con la mía y habría olvidado lo sucedido y probablemente no estaría escribiendo esto si no fuese porque antes de irse volteó, me sonrió y meneó la cabeza negativamente, como adivinando, como entendiendo y compadeciéndose de mi situación.

Me quedé parado un rato, masticando más de lo debido mi hamburguesa, y me reí.Se me quitaron las ganas de ir a la facultad, compré una gaseosa y me senté por ahí.

- Torpe.
- Sí.
- Cuando no haces algo, haces algo también.
- ¿Todo eso notan?
- No tanto así, es que no todos pueden hacer algo sin hacer algo.
- ¿Y yo puedo?
- Sí, porque eres torpe.


Me gustan mucho las mujeres, quizá porque conozco muy pocas. Y las pocas que conozco me enseñan cosas que no sabía que debía aprender. Y me ha tocado conocer unas cuantas bien trascendentales estos tiempos, será que estoy aprendiendo a observar.

O escuchar.

- Me alegra poder conversar contigo, no sé qué habría hecho.
- No es para tanto.
- Sí lo es.
- No es que te diga mucho.
- Nadie me escucha tan bien.
- ...


Me tocó un par de veces ser el mejor amigo, caer en el hueco, embarrarme. La verdad nunca fue tan malo, no es que haya sido una tortura ni algo parecido.

Una vez pretendí cruzar la linea. La invité a salir, le compré un helado y me puse zapatillas limpias. Me dijo que no quería lastimarme. Le dije eso era una excusa. Me besó y luego hizo como que no pasó nada.

Las mujeres no me parecen complicadas, sólo algo impredecibles.

- Me alegra que lo entiendas.
- ¿Ya estás mejor?
- Sí, ven, te invito un café.


A veces pienso que lo único que puede impedirle a uno alcanzar a una chica cuando quiera alcanzarla, es no saber exactamente qué se busca. Los tipos que saben a qué van, hacen planes, calculan, miden. Si uno sólo ha terminado al lado de alguien, mirándola como tarado sin decidirse a nada, se queda sentado al lado de alguien, y lo disfruta hasta que llega alguien más.

Lo peor de todo es que a veces, carajo, uno en verdad lo disfruta. A veces no saber lo que se busca es lo que le da sentido a todo.

La primera vez que le dije a alguien que me gusta fue a los 20 años, y fue porque no sabía lo que buscaba, y la verdad ella tampoco. Compré leche chocolatada para mí y a ella un chocman. Nos sentamos al lado del kiosco y se lo dije. El chocolate da valor.

Guardo aún el cartón de Chocovigor, porque me recuerda que yo nunca he buscado nada que no sea lo que me encuentro.

- A veces dices cosas geniales.
- A veces tengo suerte.
- Algún día alguna buscará a alguien como tú.
- Bah, ustedes o buscan al tipo ideal, o no quieren saber de tipos.
- ¿Y tú no podrías ser el ideal de nadie?
- No, la que me encuentre, no debe estarme buscando.
- ...
- Gracias por el café.




Saludos!



Lando

lunes, 21 de junio de 2010

Han pasado 3 meses

Han pasado 3 meses y yo ni cuenta. Me han tomado por sorpresa, hoy, almorzando a las 3 de la tarde, después de desayunar a las 12 del día, habiéndome despertado a las 7:30. Han pasado 3 meses desde que empecé a tratar de decidirme a cambiar de una vez.

Me han tomado por sorpresa hoy, almorzando a las 3 de la tarde, frente a mi viejo, que hacía esfuerzos por tomarse de una vez esa maldita sopa sin mostrar demasiada debilidad. Me han hecho pensar en lo raro que se pone todo si uno lo deja pasar como si tuviese todo el tiempo del mundo. Si uno se la pasa arrastrándose.

De pronto mis sentidos se agudizaron, como diciéndome "Oe, pendejo, estás vivo". Sentí las lentejas revolverse con el arroz en mi boca, sentí la pesadez de mis pies sobre mis sandalias blancas hechas mierda, sentí la sensación en el estómago de que tal vez era tiempo de levantarse, de que quizás me había dormido en algún punto, cuando intente hacer algo que quizás ya olvidé.

Han pasado 3 meses y no parecen haber pasado, 3 meses desde que me senté a las 3 de la tarde a almorzar después de haber desayunado a las 12 del día, hasta ahora, que me senté a las 3 de la tarde a almorzar mirando a mi viejo tomarse esa sopa de mierda.

Han pasado 3 meses y casi me pongo a llorar otra vez. Por lo débil que soy, por lo yuca que se pone todo cuando menos lo espera uno. Por el sueño, por la muerte, por el frío en el pecho.

Me he sentado derecho, me he acomodado el pantalón, me he cortado el pelo. Me dejaría la barba pero me crece como un arbusto mal cortado - a mí me salía igual, no te preocupes -, me dice mi viejo para consolarme - recién a los 22 me la empecé a dejar crecer como ahora, cuando conocí a tu vieja -.

Me quiero ver como él, no, quiero que él me vea como él. Es mi desesperado intento por mostrarle que todo va para mejor. Él lo nota, sabe que me importa poco cómo luzca, sabe que todo, todo, es por él, me mediosonríe, porque le duele, pero hace el esfuerzo, como me ve hacer el esfuerzo a mí.

Cuando hice amigos en mi nueva facultad, hicimos la promesa de no cortarnos el pelo hasta acabar la carrera. Esa promesa la he roto hoy, con firmeza. La he roto sonriendo, porque así se rompen las promesas, con una más importante en los ojos.

Hoy he caminado después de mucho, con la seguridad de saber lo que hago.

Han pasado 3 meses, me he levantado, he desayunado, he almorzado viendo a mi viejo. Y me he levantado.



Saludos!



Lando

jueves, 10 de junio de 2010

Hola, viejo

Me acabo de sentar a tu lado, me acabas de terminar de hablar. Escondías la mirada de pena detrás de los lentes opacos que has venido usando desde que te pusiste mal. Me contaste del problema y me dijiste que no me preocupe mucho, pero que sería complicado.

Me preguntaste por mis notas, procuraste verme como un hombre fuerte. Procuraste sentirte tranquilo.

Y yo me he acordado de Barranco y del acuario, y de las palomas, y de mi casaca amarilla y de todo lo que has tenido que aprender conmigo. Casi me quiebro huevón, casi me cagas, estuve a punto de pedirte ayuda, pero no más. Entendí a tiempo que es la última prueba que me pones, como cuando te hacías el loco y me dejabas solo en medio del centro y de las tiendas, a ver si sabía qué hacer. Entendí que me toca ser tú. Que si te vas, te quieres ir tranquilo.

Pues déjame decirte algo, soy débil, me cago de miedo y lo último que quisiera ser es tú.

Sin embargo lo seré, porque te quiero demasiado, mierda. Aunque no quepa en tus zapatos, mierda, voy a ser tú. Aunque lo pensé imposible siempre, aunque nunca llegue a ser tú, voy a ser tú.

Porque me lo has pedido entre líneas, porque procuraste prepararme siempre para eso, porque nadie me ha admirado como tú, te creeré esta vez pues, sí la hago.

Duerme tranquilo, viejo, hoy, y mañana, y hasta el día que te vayas a alimentar palomas al vuelo.

Duerme tranquilo, que yo me encargo desde acá.




Saludos!



Lando

domingo, 30 de mayo de 2010

Sueño # 1

Corro por un pasillo gris y largo, el techo está a unos centímetros de mi cabeza. La sensación de que algo importante espera se hace más grande. Llego al final del pasillo, es un cajón, lo abro, me meto, caigo, me detengo, caigo, me detengo, caigo. Estoy sentado al borde de la mesa del comedor de la casa de mis abuelos, tengo 4 años. Suena "Cariño bonito" en la radio, miro mi taza de café con leche, no sé si todo se hace grande o yo me hago pequeño, me sumergo de cara.

Salgo de un charco en el claro de un bosque, miro alrededor, árboles y un horizonte naranja. Me levanto, camino un poco, encuentro un pozo naranja también. Me acerco, miro el fondo del pozo, no existe, son nubes, oigo una voz que viene de todas partes y me dice: "apúrate, que hay una fila infinita detrás tuyo" volteo, y en efecto, miles de animales de todas las razas hacen una fila detrás mío, que desaparece en el horizonte.

Miro el pozo otra vez, me tiro.

Caigo, caigo, caigo. Mis extremidades se alargan, luego se ensanchan, ya no puedo controlarlas, sigo cayendo, caigo. Viene un petirrojo hembra, me saluda, yo la saludo, le pregunto cómo está, me dice que bien, me pregunta en qué me convierto, le respondo que no sé, se ríe y me explica que debía elegir un animal de la fila antes de tirarme, que ahora me estoy convirtiendo aleatoreamente en cualquiera.

Hablamos buenamente de muchas cosas mientras caigo, llegamos a su límite de vuelo, me lo hace saber, se despide, se va, yo me despido, pero no me oye.

Sigo cayendo, caigo, caigo. Choco contra el agua y no me duele, me doy cuenta de que soy una medusa, pienso que no tengo mucho que perder y empiezo a nadar hacia lo profundo.

Nado, nado, nado. Empiezo a convertirme en humano nuevamente, nado, nado, ya no puedo respirar, nado, nado, me resigno a morir y sigo nadando.

No muero.

Llego al límite del fondo del mar y hay aire, caigo al suelo.

Otros humanos caminando por ahí me dan la bienvenida, me explican que en el fondo del mar es donde se reune la gente inconforme con su animal, me preguntan qué animal era, les digo que una medusa, me dicen que tengo suerte, que algunos son perros o gaviotas y deben morir varias veces antes de llegar al fondo del mar.

Pregunto qué hacen, me dicen que construyen un submarino, para subir a la superficie, para construir un avión, para llegar al fondo del poso, para construir una grúa, para llegar al inicio del poso, para elegir bien un animal.

Me piden ayuda, me colmo de dicha y emoción y corro hacia ellos...

Despierto.


- Hoy soñé contigo
- Qué divertido
- Eras un petirrojo.
- Genial!

(Cuando muera, seré un petirrojo)




Saludos!


Lando

domingo, 23 de mayo de 2010

Chompas de Mayo

En lima no hay estaciones, sólo hay calor, frío y tardes con sol y viento. A mí me gusta el frío, me gusta mucho, porque me trae los mejores recuerdos que tengo, y porque uno puede enfermarse tranquilo, y porque uno puede usar las casacas que tanto le gustan y porque uno puede usar medias impares sin que nadie joda, es como una fiesta sedentaria y pacífica.

Lo único jodido es que a veces, que es casi siempre, se suele buscar calorcito en donde uno menos pensaba o debería. Porque en Lima no hay primavera, sólo un frío húmedo que te congela los pies.

Y pies fríos buscan, o pies más fríos, o pies hartos de calor. Los amores de verano (o calorcito limeño) son para maricas, es fácil enamorarse en la playa, o caminando por Larco, o viendo películas con las ventanas abiertas, o comiendo helado, o no viendo películas con las persianas cerradas. Los verdaderos machos, los que saben de rechazo, se enamoran en el frío, porque en el frío es que uno se encuentra más vulnerable. Bajo tanta ropa, uno se siente medio protegido y se saca la coraza.

En el frío uno se vuelve mejor amigo de su musa, en el frío uno sueña con la cabeza pegada a la ventana, en el frío, todos miran al lado para encontrar abrigo, y uno, bueno, uno mira alrededor, se alza de hombros y se pone una chompa nomás. Porque en Lima no hay amor, sólo la extraña sensación de que algo se acerca.



Saludos!



Lando

martes, 18 de mayo de 2010

Martes de buenos

Ayer consejé a mi hermana. Quiere postular a medicina y la han metido en la Pre San Marcos, sale del colegio para seguir estudiando hasta las 8 de la noche. Es algo así como mi heroína ahora. La cosa es que mi viejo siempre ha tenido miedo de no ser genial, y nos ha metido ese miedo también.

Traté de hacerla sentir mejor, traté de decirle lo importante de las cosas, lo curiosa que puede ser la vida, lo linda que puede ser su carrera, la forma en la que su vida puede combinarse con su carrera, le dije que viajaría mucho si quería, le dije que no tenía que buscar la grandeza, que las cosas más grandes que lograría en su vida llegarían cuando menos se las espere, y probablemente no muchos las verían, "Ahora, por ejemplo" le dije "ahora estoy viviendo el momento más importante de toda mi vida, y sólo tú y yo lo sabemos". Me abrazó y me pidió que no la deje sola.

Luego la arropé, le apagué la luz y le di su beso en la frente, como en los viejos tiempos, fue paja. Me senté en la computadora y fue una mala noticia tras otra. Para resumir: Me enteré que el grupo de amigos del cual formaba parte cuando estudiaba psicología, y que fue lo más importante que pudo pasarme en la vida, se había desintegrado. De alguna forma saberme parte de ellos le daba cierto sentido a las cosas, me hacía sentir acompañado, que suele ser mejor que sentirse importante. En fin, malas noticias y unas cuantas más.

"Los buenos terminan de últimos, tío, es nuestro destino, tranquilo" me dijo Aarón en la universidad, "no, no hay buenos, hay cobardes y flojos, nosotros tenemos de los dos, qué suerte crees que nos espera..." le dije. Se quedó callado, me abrazó y me pidió que no lo deje solo. Dentro del sarcasmo, sentí miedo y agradecimiento en su voz.

Hoy he llegado a casa, he saludado como nunca a mi hermana, le he sonreído a mi viejo y me he puesto a escribir esto, porque me siento más orgulloso que la mierda, porque puede que, después de todo, no sea tan imbécil como parezco y yo no me doy cuenta, porque puede que sepa lo que hago, porque puede que por primera vez, esté diciendo lo que debo.

Fue un buen día, carajo.



Saludos!


Lando

lunes, 10 de mayo de 2010

El lunes del buen imbécil

Decidí estudiar arte porque (con una euforia adolescente) quería decir más cosas de las que mi anterior carrera me permitía. Y la verdad es que desde que empecé he dicho menos de lo que habría dicho en un día de los viejos tiempos. La facultad de arte no es lo que pensaba, sin embargo, me sorprendió de formas inesperadas, yo me sorprendí inesperadamente también.

Pues resulta que no ha sido una fiesta todo, como esperaba fuese, y resulta también que me he vuelto más idiota de lo que había planeado, al punto de cambiar el no decir nada en el momento justo por decir algo estúpido cuando todos escuchan.

Desperté a mi vieja el día de las madres, me obligó a dejarla preparar el desayuno, puso la mesa y, antes de llamar a todos, me quitó el pan con mantequilla de la boca y, como si hubiese estado meditándolo toda la noche, me confesó que había decidido dejarse de huevadas y ser genuinamente feliz desde ese momento. Como dije, no ha sido una fiesta últimamente, así que tomé con mucha seriedad el asunto, entendí lo trascendente que era ese momento para ambos y, como buen imbécil, me quedé callado y me atraganté con panes.

El taxista que me llevó hoy a la universidad había estudiado en San Marcos y no podía estar sin hablar del Perú, hablamos largo y tendido sobre lo jodido de las cosas y sobre lo paja que es el arte, fue una de las conversaciones más geniales que he tenido con un extraño y él una de los extraños más cultos que he conocido. Llegamos a la universidad y hablamos un rato más, hasta que fue tiempo de darse cuenta de lo tarde que es. El tío me sonrió y me dijo "un gusto hablar contigo" y yo, como buen imbécil "ah, ok, a usted también".

Hoy en la tarde vi a una chica llorar, no habría sido gran cosa si no fuese porque ésta en particular parecía estar en paz con todo todo el tiempo, y su forma de ver las cosas hacía que yo lo esté también. Llegué, la saludé, me quedé frío y me senté en el barandal a su lado. Un amigo la consoló, me miraron, esperando que dijese algo y yo habría querido darle a entender lo importante de las cosas, lo esencial que era, lo estúpida que es la gente, pero, como buen imbécil, balbuceé algo que quizá nadie entendió, ni si quiera yo.

En fin, ya va más de un año del cambio de carrera y me parece que seguiré sin poder decir nada hasta que me ponga huevos y le diga lo que debo decirle a la gente que lo merece, pero quién sabe, puede que en realidad nadie quiera oírlo, puede que en realidad no tenga nada por decir, como buen imbécil.

Carajo, creo que sólo ha sido un mal día.




Saludos!


Lando