jueves, 28 de agosto de 2014

Mujer ( ) Raíz

Eres estatua de sangre
Amazona de tres tetas
Boca cerrada y abierta
La última pelea de marte

Soy reptil ensangrentado
con calor en el vientre
Una bestia roja y latente
El último romano

Enterrada en lo profundo
Una fruta de carne
me grita con voz de madre
la creación del mundo

Un espacio tornasol me atormenta
en un bosque de piedras
Entre todas tus piernas
La serpiente grosa y hambrienta

Mi sal anhela tu piel
y quién sería yo para ocultarte
que mi lengua bífida y mi aliento pútrido
se acurrucan al sentir la miel

¿Y qué me queda, mujer raíz?
Meter la lengua y callarte

Quién sería yo para negarme
El chance de hacerte feliz

viernes, 24 de diciembre de 2010

Ha sido navidad y el cielo se puso gris como antes

Ha sido navidad y el cielo se puso gris como antes. La pólvora flotó intensa en el aire y los fuegos artificiales de quince soles arañaron las nubes. Salieron de todas direcciones, de más direcciones que varias navidades anteriores, como mandándole un mensaje al cielo, como soltándole un conchatumadre a la muerte, el monstruo de la ciudad ha levantado el millón de caras y ha respirado hondo. Yo le he soltado un conchatumadre a la muerte. He pegado la frente con la de mi viejo quizá por la última navidad, le he besado el cachete, le he dicho "feliz navidad, viejito", a secas, sin mariconadas, sin nada que lamentar. He llorado en mi cuarto y he visto el cielo. Se puso gris, como antes, como cuando solíamos celebrar sin que el tiempo nos obligue.





Saludos!


Lando.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Asterión

Me siento en un cuarto milenario
y me parto la cabeza contra el pecho.

Me gusta pensar que tienes la luz
desde hace mucho, hace muchísimo
hace más de 14 segundos.

Te he regalado una flor la próxima semana
como 14 veces
hace más de 14 segundos.

Quisiera no ser tan idiota
pero apesto a esperanza estos días,
Como el toro que se salva
de la estocada
del toro.

Un toro. Sí, soy un toro
Y perdonarás lo abrupto y absurdo,
pero hace más de 14 segundos
que pueden ser infinitos
estoy intentando salir de acá.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Días raros.

lárgate, carajo!


No es tiempo. No ahora

sábado, 14 de agosto de 2010

Sueño despierto #1 (y quizás único)

Caigo vertiginosamente a través de un túnel vertical. Es naranja y es verde y por ratos blanco. Araño las paredes tratando de avanzar por ratos y detenerme por otros. Giro en mi lugar mientras sigo cayendo. Criaturas salen de agujeros, me dicen cosas y vuelven a meterse. No entiendo lo que sucede hasta que el túnel termina y me encuentro suspendido en el aire en medio de un espacio ilimitado.

Miro hacia arriba y el túnel desaparece, me encuentro flotando en la nada absoluta. Quisiera no caer tan duro, pero la verdad no me importa mucho. No veo el suelo, sin embargo sé que está por ahí.

De pronto empiezo a encogerme, al inicio no lo percibo porque no hay cómo darme cuenta, dado que no hay con qué comparar mi tamaño, pero luego me siento pequeño, y luego más. Entiendo que ahora estoy empezando a formar parte de la nada. Lo acepto.

Cierro los ojos y me dejo encoger.

Aparece un petirrojo.

"Pensé que sólo te soñaba" le digo. El petirrojo sonríe con los ojos y me toma de las manos.

Tengo alas.

(eres lo mejor que me ha podido pasar hasta ahora)
(sólo soy una mensajera)



- Oye, por qué te callabas tanto cuando la mirabas?
- No sé, creo que estaba en otra.




Saludos!



Lando

sábado, 17 de julio de 2010

Tantas cosas

La muerte, la esperanza, el sueño, la fuerza, el miedo, el tropiezo, yo.

Son tantas cosas que debería ser.

Y sin embargo prefiero sólo estar.

aquí.

contigo.




Saludos!



Lando

martes, 13 de julio de 2010

Sueño # 3

Estoy sentado en una silla en medio de un cuarto blanco, amodorrado y mirando el suelo. Como en trance, como mirando insectos. El cuarto me habla. Me dice enérgicamente que despierte, que es hora de levantarme. Me estremezco, siento algo parecido a una tormenta en mi pecho. Me levanto.

Le pregunto a la habitación qué quiere. Me dice que debo preguntar qué pasa. Pregunto.

Hay un silencio. Me dice que debo convertirme en el rey de los tejones. Acepto porque sé que no puede ser de otra forma. Asumo que debo achicar mi columna vertebral, así que me siento, tomo los bordes de la silla y jalo con fuerza, presionando mi cuerpo contra ella. Me duele. Siento cómo se van rompiendo mis vértebras. Duele. Me sale pelo. Soy pequeño. Soy un tejón. Trato de caminar pero me cuesta coordinar mis patas. El cuerpo me duele.

El cuarto me dice que no me preocupe, que los tejones me oirán, que me llamarán rey. Empieza a derretirse, veo cómo el techo se acerca a mí. Termina siendo un charco a mi alrededor, pero no me moja.

Estoy en medio de un desierto.

El cuarto me cubre por completo y entra por mi boca. Me tomo todo el cuarto.

Alcanzo el tamaño de un humano. El cuerpo ya no me duele. Volteo y hay un ejército gigante de tejones a mis espaldas. Me acerco a ellos despacio, fingiendo, no quiero que noten que soy humano y que no puedo caminar como tejón. Un tejón pequeño y gordo se abre paso y hace una venia, me saluda como gran rey de los tejones y me dice que todos están listos para la batalla.

Pregunto quién es el enemigo. Me miran extrañados y señalan el horizonte.

Un ejército infinito de reptiles se acerca a lo lejos. Me dicen que es preciso mandar la orden de ataque de una vez, si no los reptiles ganarán territorio. Dudo un poco, no quiero caminar porque notarán que soy humano. Antes de atreverme a andar, un petirrojo vuela hacia mí. Se para en mi hombro izquierdo y me susurra que es el mensajero de las aves y viene a decirme que están de nuestro lado. Le agradezco y le sonrío. Conozco desde siempre al petirrojo, le quiero decir más cosas, pero se va.

Miro atrás, miro al frente, y empiezo a andar. Me tropiezo.

Hay una conmoción entre todos los tejones que me vieron. Notaron que soy humano, es más, ya saben mi nombre. Pero no dicen nada, es tarde para quejarse, prefieren que nadie más lo sepa, para disimular me cargan en hombros y corren. Yo levanto mi brazo, señalo la horda de reptiles y doy el mejor grito de guerra que me sale de la garganta. Me responden mil voces. Sigo con el brazo estirado, señalando, mi brazo tiembla, porque todo mi cuerpo se sacude, porque me llevan cargando mientras corren.

Miro la horda de reptiles acercarse, doy otro grito de guerra, esta vez escucho infinitas voces detrás mío.


Despierto.



-Volví a soñar con ella.
-¿Era un petirrojo?
-Sí, y yo era un tejón.
-Deberías escribir cuentos para niños.
-¿Ella los leería?



Saludos!



Lando