jueves, 24 de junio de 2010

Lo poco que conozco sobre mujeres

- Todo lo que conozco sobre mujeres me lo callo, no por lo poco que sé, sino por lo poco que hago.
- (risa) Eso es tan estúpido..
- Pero cierto.
- No lo es.
- Ah no?


Compraba una hamburguesa en la universidad el otro día. Había una chica de primer año esperando a ser atendida. Todos teníamos el ticket en la mano, sin embargo, ella había llegado primero. Tenía más vergüenza que brazos, así que no se atrevía a hacerse camino para hacer su pedido.

Extiende su brazo y no alcanza al encargado, el encargado la ignora. Poco a poco va llegando más gente, se forma un tumulto y la dejan de lado dando tumbos. El tipo empieza a recibir los tickets. Recibe el de ella al final y empieza a atender

Miré todo de la forma más pasiva que pude, porque, la verdad, la vergüenza de la chica me avergonzó a mí también. Me quedé un rato para ver qué era lo que había venido a pedir, o para ver su cara de alivio al ser atendida, o porque no tenía nada mejor que hacer.

Una naranja, una cola de 10 minutos por una naranja. La recibió feliz, la guardó en su bolso y se fue mientras sacaba su taper de comida probablemente para calentarla de nuevo.

Todo habría salido como sale todo usualmente, me habría salido con la mía y habría olvidado lo sucedido y probablemente no estaría escribiendo esto si no fuese porque antes de irse volteó, me sonrió y meneó la cabeza negativamente, como adivinando, como entendiendo y compadeciéndose de mi situación.

Me quedé parado un rato, masticando más de lo debido mi hamburguesa, y me reí.Se me quitaron las ganas de ir a la facultad, compré una gaseosa y me senté por ahí.

- Torpe.
- Sí.
- Cuando no haces algo, haces algo también.
- ¿Todo eso notan?
- No tanto así, es que no todos pueden hacer algo sin hacer algo.
- ¿Y yo puedo?
- Sí, porque eres torpe.


Me gustan mucho las mujeres, quizá porque conozco muy pocas. Y las pocas que conozco me enseñan cosas que no sabía que debía aprender. Y me ha tocado conocer unas cuantas bien trascendentales estos tiempos, será que estoy aprendiendo a observar.

O escuchar.

- Me alegra poder conversar contigo, no sé qué habría hecho.
- No es para tanto.
- Sí lo es.
- No es que te diga mucho.
- Nadie me escucha tan bien.
- ...


Me tocó un par de veces ser el mejor amigo, caer en el hueco, embarrarme. La verdad nunca fue tan malo, no es que haya sido una tortura ni algo parecido.

Una vez pretendí cruzar la linea. La invité a salir, le compré un helado y me puse zapatillas limpias. Me dijo que no quería lastimarme. Le dije eso era una excusa. Me besó y luego hizo como que no pasó nada.

Las mujeres no me parecen complicadas, sólo algo impredecibles.

- Me alegra que lo entiendas.
- ¿Ya estás mejor?
- Sí, ven, te invito un café.


A veces pienso que lo único que puede impedirle a uno alcanzar a una chica cuando quiera alcanzarla, es no saber exactamente qué se busca. Los tipos que saben a qué van, hacen planes, calculan, miden. Si uno sólo ha terminado al lado de alguien, mirándola como tarado sin decidirse a nada, se queda sentado al lado de alguien, y lo disfruta hasta que llega alguien más.

Lo peor de todo es que a veces, carajo, uno en verdad lo disfruta. A veces no saber lo que se busca es lo que le da sentido a todo.

La primera vez que le dije a alguien que me gusta fue a los 20 años, y fue porque no sabía lo que buscaba, y la verdad ella tampoco. Compré leche chocolatada para mí y a ella un chocman. Nos sentamos al lado del kiosco y se lo dije. El chocolate da valor.

Guardo aún el cartón de Chocovigor, porque me recuerda que yo nunca he buscado nada que no sea lo que me encuentro.

- A veces dices cosas geniales.
- A veces tengo suerte.
- Algún día alguna buscará a alguien como tú.
- Bah, ustedes o buscan al tipo ideal, o no quieren saber de tipos.
- ¿Y tú no podrías ser el ideal de nadie?
- No, la que me encuentre, no debe estarme buscando.
- ...
- Gracias por el café.




Saludos!



Lando

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