lunes, 21 de junio de 2010

Han pasado 3 meses

Han pasado 3 meses y yo ni cuenta. Me han tomado por sorpresa, hoy, almorzando a las 3 de la tarde, después de desayunar a las 12 del día, habiéndome despertado a las 7:30. Han pasado 3 meses desde que empecé a tratar de decidirme a cambiar de una vez.

Me han tomado por sorpresa hoy, almorzando a las 3 de la tarde, frente a mi viejo, que hacía esfuerzos por tomarse de una vez esa maldita sopa sin mostrar demasiada debilidad. Me han hecho pensar en lo raro que se pone todo si uno lo deja pasar como si tuviese todo el tiempo del mundo. Si uno se la pasa arrastrándose.

De pronto mis sentidos se agudizaron, como diciéndome "Oe, pendejo, estás vivo". Sentí las lentejas revolverse con el arroz en mi boca, sentí la pesadez de mis pies sobre mis sandalias blancas hechas mierda, sentí la sensación en el estómago de que tal vez era tiempo de levantarse, de que quizás me había dormido en algún punto, cuando intente hacer algo que quizás ya olvidé.

Han pasado 3 meses y no parecen haber pasado, 3 meses desde que me senté a las 3 de la tarde a almorzar después de haber desayunado a las 12 del día, hasta ahora, que me senté a las 3 de la tarde a almorzar mirando a mi viejo tomarse esa sopa de mierda.

Han pasado 3 meses y casi me pongo a llorar otra vez. Por lo débil que soy, por lo yuca que se pone todo cuando menos lo espera uno. Por el sueño, por la muerte, por el frío en el pecho.

Me he sentado derecho, me he acomodado el pantalón, me he cortado el pelo. Me dejaría la barba pero me crece como un arbusto mal cortado - a mí me salía igual, no te preocupes -, me dice mi viejo para consolarme - recién a los 22 me la empecé a dejar crecer como ahora, cuando conocí a tu vieja -.

Me quiero ver como él, no, quiero que él me vea como él. Es mi desesperado intento por mostrarle que todo va para mejor. Él lo nota, sabe que me importa poco cómo luzca, sabe que todo, todo, es por él, me mediosonríe, porque le duele, pero hace el esfuerzo, como me ve hacer el esfuerzo a mí.

Cuando hice amigos en mi nueva facultad, hicimos la promesa de no cortarnos el pelo hasta acabar la carrera. Esa promesa la he roto hoy, con firmeza. La he roto sonriendo, porque así se rompen las promesas, con una más importante en los ojos.

Hoy he caminado después de mucho, con la seguridad de saber lo que hago.

Han pasado 3 meses, me he levantado, he desayunado, he almorzado viendo a mi viejo. Y me he levantado.



Saludos!



Lando

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