Corro por un pasillo gris y largo, el techo está a unos centímetros de mi cabeza. La sensación de que algo importante espera se hace más grande. Llego al final del pasillo, es un cajón, lo abro, me meto, caigo, me detengo, caigo, me detengo, caigo. Estoy sentado al borde de la mesa del comedor de la casa de mis abuelos, tengo 4 años. Suena "Cariño bonito" en la radio, miro mi taza de café con leche, no sé si todo se hace grande o yo me hago pequeño, me sumergo de cara.
Salgo de un charco en el claro de un bosque, miro alrededor, árboles y un horizonte naranja. Me levanto, camino un poco, encuentro un pozo naranja también. Me acerco, miro el fondo del pozo, no existe, son nubes, oigo una voz que viene de todas partes y me dice: "apúrate, que hay una fila infinita detrás tuyo" volteo, y en efecto, miles de animales de todas las razas hacen una fila detrás mío, que desaparece en el horizonte.
Miro el pozo otra vez, me tiro.
Caigo, caigo, caigo. Mis extremidades se alargan, luego se ensanchan, ya no puedo controlarlas, sigo cayendo, caigo. Viene un petirrojo hembra, me saluda, yo la saludo, le pregunto cómo está, me dice que bien, me pregunta en qué me convierto, le respondo que no sé, se ríe y me explica que debía elegir un animal de la fila antes de tirarme, que ahora me estoy convirtiendo aleatoreamente en cualquiera.
Hablamos buenamente de muchas cosas mientras caigo, llegamos a su límite de vuelo, me lo hace saber, se despide, se va, yo me despido, pero no me oye.
Sigo cayendo, caigo, caigo. Choco contra el agua y no me duele, me doy cuenta de que soy una medusa, pienso que no tengo mucho que perder y empiezo a nadar hacia lo profundo.
Nado, nado, nado. Empiezo a convertirme en humano nuevamente, nado, nado, ya no puedo respirar, nado, nado, me resigno a morir y sigo nadando.
No muero.
Llego al límite del fondo del mar y hay aire, caigo al suelo.
Otros humanos caminando por ahí me dan la bienvenida, me explican que en el fondo del mar es donde se reune la gente inconforme con su animal, me preguntan qué animal era, les digo que una medusa, me dicen que tengo suerte, que algunos son perros o gaviotas y deben morir varias veces antes de llegar al fondo del mar.
Pregunto qué hacen, me dicen que construyen un submarino, para subir a la superficie, para construir un avión, para llegar al fondo del poso, para construir una grúa, para llegar al inicio del poso, para elegir bien un animal.
Me piden ayuda, me colmo de dicha y emoción y corro hacia ellos...
Despierto.
- Hoy soñé contigo
- Qué divertido
- Eras un petirrojo.
- Genial!
(Cuando muera, seré un petirrojo)
Saludos!
Lando
domingo, 30 de mayo de 2010
domingo, 23 de mayo de 2010
Chompas de Mayo
En lima no hay estaciones, sólo hay calor, frío y tardes con sol y viento. A mí me gusta el frío, me gusta mucho, porque me trae los mejores recuerdos que tengo, y porque uno puede enfermarse tranquilo, y porque uno puede usar las casacas que tanto le gustan y porque uno puede usar medias impares sin que nadie joda, es como una fiesta sedentaria y pacífica.
Lo único jodido es que a veces, que es casi siempre, se suele buscar calorcito en donde uno menos pensaba o debería. Porque en Lima no hay primavera, sólo un frío húmedo que te congela los pies.
Y pies fríos buscan, o pies más fríos, o pies hartos de calor. Los amores de verano (o calorcito limeño) son para maricas, es fácil enamorarse en la playa, o caminando por Larco, o viendo películas con las ventanas abiertas, o comiendo helado, o no viendo películas con las persianas cerradas. Los verdaderos machos, los que saben de rechazo, se enamoran en el frío, porque en el frío es que uno se encuentra más vulnerable. Bajo tanta ropa, uno se siente medio protegido y se saca la coraza.
En el frío uno se vuelve mejor amigo de su musa, en el frío uno sueña con la cabeza pegada a la ventana, en el frío, todos miran al lado para encontrar abrigo, y uno, bueno, uno mira alrededor, se alza de hombros y se pone una chompa nomás. Porque en Lima no hay amor, sólo la extraña sensación de que algo se acerca.
Saludos!
Lando
Lo único jodido es que a veces, que es casi siempre, se suele buscar calorcito en donde uno menos pensaba o debería. Porque en Lima no hay primavera, sólo un frío húmedo que te congela los pies.
Y pies fríos buscan, o pies más fríos, o pies hartos de calor. Los amores de verano (o calorcito limeño) son para maricas, es fácil enamorarse en la playa, o caminando por Larco, o viendo películas con las ventanas abiertas, o comiendo helado, o no viendo películas con las persianas cerradas. Los verdaderos machos, los que saben de rechazo, se enamoran en el frío, porque en el frío es que uno se encuentra más vulnerable. Bajo tanta ropa, uno se siente medio protegido y se saca la coraza.
En el frío uno se vuelve mejor amigo de su musa, en el frío uno sueña con la cabeza pegada a la ventana, en el frío, todos miran al lado para encontrar abrigo, y uno, bueno, uno mira alrededor, se alza de hombros y se pone una chompa nomás. Porque en Lima no hay amor, sólo la extraña sensación de que algo se acerca.
Saludos!
Lando
martes, 18 de mayo de 2010
Martes de buenos
Ayer consejé a mi hermana. Quiere postular a medicina y la han metido en la Pre San Marcos, sale del colegio para seguir estudiando hasta las 8 de la noche. Es algo así como mi heroína ahora. La cosa es que mi viejo siempre ha tenido miedo de no ser genial, y nos ha metido ese miedo también.
Traté de hacerla sentir mejor, traté de decirle lo importante de las cosas, lo curiosa que puede ser la vida, lo linda que puede ser su carrera, la forma en la que su vida puede combinarse con su carrera, le dije que viajaría mucho si quería, le dije que no tenía que buscar la grandeza, que las cosas más grandes que lograría en su vida llegarían cuando menos se las espere, y probablemente no muchos las verían, "Ahora, por ejemplo" le dije "ahora estoy viviendo el momento más importante de toda mi vida, y sólo tú y yo lo sabemos". Me abrazó y me pidió que no la deje sola.
Luego la arropé, le apagué la luz y le di su beso en la frente, como en los viejos tiempos, fue paja. Me senté en la computadora y fue una mala noticia tras otra. Para resumir: Me enteré que el grupo de amigos del cual formaba parte cuando estudiaba psicología, y que fue lo más importante que pudo pasarme en la vida, se había desintegrado. De alguna forma saberme parte de ellos le daba cierto sentido a las cosas, me hacía sentir acompañado, que suele ser mejor que sentirse importante. En fin, malas noticias y unas cuantas más.
"Los buenos terminan de últimos, tío, es nuestro destino, tranquilo" me dijo Aarón en la universidad, "no, no hay buenos, hay cobardes y flojos, nosotros tenemos de los dos, qué suerte crees que nos espera..." le dije. Se quedó callado, me abrazó y me pidió que no lo deje solo. Dentro del sarcasmo, sentí miedo y agradecimiento en su voz.
Hoy he llegado a casa, he saludado como nunca a mi hermana, le he sonreído a mi viejo y me he puesto a escribir esto, porque me siento más orgulloso que la mierda, porque puede que, después de todo, no sea tan imbécil como parezco y yo no me doy cuenta, porque puede que sepa lo que hago, porque puede que por primera vez, esté diciendo lo que debo.
Fue un buen día, carajo.
Saludos!
Lando
Traté de hacerla sentir mejor, traté de decirle lo importante de las cosas, lo curiosa que puede ser la vida, lo linda que puede ser su carrera, la forma en la que su vida puede combinarse con su carrera, le dije que viajaría mucho si quería, le dije que no tenía que buscar la grandeza, que las cosas más grandes que lograría en su vida llegarían cuando menos se las espere, y probablemente no muchos las verían, "Ahora, por ejemplo" le dije "ahora estoy viviendo el momento más importante de toda mi vida, y sólo tú y yo lo sabemos". Me abrazó y me pidió que no la deje sola.
Luego la arropé, le apagué la luz y le di su beso en la frente, como en los viejos tiempos, fue paja. Me senté en la computadora y fue una mala noticia tras otra. Para resumir: Me enteré que el grupo de amigos del cual formaba parte cuando estudiaba psicología, y que fue lo más importante que pudo pasarme en la vida, se había desintegrado. De alguna forma saberme parte de ellos le daba cierto sentido a las cosas, me hacía sentir acompañado, que suele ser mejor que sentirse importante. En fin, malas noticias y unas cuantas más.
"Los buenos terminan de últimos, tío, es nuestro destino, tranquilo" me dijo Aarón en la universidad, "no, no hay buenos, hay cobardes y flojos, nosotros tenemos de los dos, qué suerte crees que nos espera..." le dije. Se quedó callado, me abrazó y me pidió que no lo deje solo. Dentro del sarcasmo, sentí miedo y agradecimiento en su voz.
Hoy he llegado a casa, he saludado como nunca a mi hermana, le he sonreído a mi viejo y me he puesto a escribir esto, porque me siento más orgulloso que la mierda, porque puede que, después de todo, no sea tan imbécil como parezco y yo no me doy cuenta, porque puede que sepa lo que hago, porque puede que por primera vez, esté diciendo lo que debo.
Fue un buen día, carajo.
Saludos!
Lando
lunes, 10 de mayo de 2010
El lunes del buen imbécil
Decidí estudiar arte porque (con una euforia adolescente) quería decir más cosas de las que mi anterior carrera me permitía. Y la verdad es que desde que empecé he dicho menos de lo que habría dicho en un día de los viejos tiempos. La facultad de arte no es lo que pensaba, sin embargo, me sorprendió de formas inesperadas, yo me sorprendí inesperadamente también.
Saludos!
Lando
Pues resulta que no ha sido una fiesta todo, como esperaba fuese, y resulta también que me he vuelto más idiota de lo que había planeado, al punto de cambiar el no decir nada en el momento justo por decir algo estúpido cuando todos escuchan.
Desperté a mi vieja el día de las madres, me obligó a dejarla preparar el desayuno, puso la mesa y, antes de llamar a todos, me quitó el pan con mantequilla de la boca y, como si hubiese estado meditándolo toda la noche, me confesó que había decidido dejarse de huevadas y ser genuinamente feliz desde ese momento. Como dije, no ha sido una fiesta últimamente, así que tomé con mucha seriedad el asunto, entendí lo trascendente que era ese momento para ambos y, como buen imbécil, me quedé callado y me atraganté con panes.
El taxista que me llevó hoy a la universidad había estudiado en San Marcos y no podía estar sin hablar del Perú, hablamos largo y tendido sobre lo jodido de las cosas y sobre lo paja que es el arte, fue una de las conversaciones más geniales que he tenido con un extraño y él una de los extraños más cultos que he conocido. Llegamos a la universidad y hablamos un rato más, hasta que fue tiempo de darse cuenta de lo tarde que es. El tío me sonrió y me dijo "un gusto hablar contigo" y yo, como buen imbécil "ah, ok, a usted también".
Hoy en la tarde vi a una chica llorar, no habría sido gran cosa si no fuese porque ésta en particular parecía estar en paz con todo todo el tiempo, y su forma de ver las cosas hacía que yo lo esté también. Llegué, la saludé, me quedé frío y me senté en el barandal a su lado. Un amigo la consoló, me miraron, esperando que dijese algo y yo habría querido darle a entender lo importante de las cosas, lo esencial que era, lo estúpida que es la gente, pero, como buen imbécil, balbuceé algo que quizá nadie entendió, ni si quiera yo.
En fin, ya va más de un año del cambio de carrera y me parece que seguiré sin poder decir nada hasta que me ponga huevos y le diga lo que debo decirle a la gente que lo merece, pero quién sabe, puede que en realidad nadie quiera oírlo, puede que en realidad no tenga nada por decir, como buen imbécil.
Carajo, creo que sólo ha sido un mal día.
Saludos!
Lando
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